lunes, 27 de octubre de 2008

Eso de ser educado, Joé!


En donde se reflexiona acerca de los sinsabores de la amabilidad, la educación y la cortesía.

Es un caso, ¡Joé! que así lo han educado a uno, “contesta cuando te hablan”, “di buenos días”, “di gracias” y estas cortesías que uno diría es el mínimo indispensable para una convivencia, ni sana ni cordial, simplemente llevadera en un espacio en el que se permanece, se labora o se está.

Simple y llana educación que los otros confunden con cordialidad, con “buena onda” o lo que es peor con “amistad”, Re Joé!

Que no es lo mismo ser amable por teléfono que al fin no estás viendo al interlocutor y quién sabe cuando lo verás, no es que la llamada telefónica no implique riesgos, claro, no falta quien crea que se es “buena onda” otra vez y te cuenten una sarta de cosas que ellos asumen o que te son interesantes o que te divierten o que te importan…otro Joé!. pero la llamada acaba más o menos pronto, se puede uno negar, inventar ausencias, inventar trabajo, que siempre uno queda bien aunque sea mentira y en un caso extremo se puede siempre cortar la llamada, “son las líneas”.

Lo mismo vale para radioescuchas que para invitaciones o solicitud de entrevistas, lo mismo vale porque no, para ex servicios sociales, ex jefes y ex todo. Es más fácil ser amable por teléfono aunque la intención sea la misma, fingir, mentir, quedar más o menos bien.

El problema es distinto en persona. Pongo un ejemplo para disgregar: Imagine que no tiene opción, que tiene que aguantar a… quien le gusta?: a Perdomo, a Papá Perfume o a Pepe, Ah Vedá! (Y todos con P de …), bueno, ¿Qué prefiere? ¿Por teléfono o en persona?. Repito: si no tuviera opción.

Un caso del pasado: Adriana Neri, no importa si no la recuerda, algunos la conocían como “El Diablo” para que usted se de una idea, admiraba a Irma Cuevas, hacía servicio social en Deportes y podía ser una ilustración contundente de los “freaks”. Bien pues bastaron algunos: “Buenas Tardes” o un: “¿Hola cómo estás? para que se confundiera e intentara conversaciones del tipo “A ti qué te gusta y qué no te gusta de mi?”. ¡Joé! y ¡miedo!.

La amabilidad tiene su costo, Joé ¿qué no se enteran que es pura educación, no una invitación a ser amigos?. Tenemos entonces a servicios sociales que piden una opinión sobre los textos o trabajos que han escrito en sus escuelas y ratos de inspiración, tenemos a aquellos que porque una vez hiciste una entrevista y los trataste bien (o sea con educación mínima indispensable) creen que vas a hacer todas las entrevistas que ellos quieran, tenemos entonces a aquellas que porque una vez que les sonreíste (mínima cordialidad indispensable) se creen con derecho de contarte sus traumas y aventuras, en fin son muchos los casos, usted ya pensó en algunos sin duda.

Y entonces se puede correr la voz: “Es que es buena onda” “Es que es chido”. consultas para tareas, correos de un amigo del amigo que es intento de artista, un favor, una opinión. Otra vez: Es puro fingimiento joé! que aquí le rendimos honores a las apariencias, a la mentira!.



El broche de oro.

No veo a Perdomo y seguramente él tampoco me ve, pero esa es otra cosa. Decía, no veo a Perdomo haciendo conversación con otros, quizás una frase hecha del tipo “qué trabajador anda cultura” o “cómo están las ofertas”, pero opiniones sobre ópera, sobre algún libro, sobre música, ya no digamos su intervencionismo dónde nadie le llama, eso, sólo lo registro hacia acá, hacia cultura pues.

Mientras este texto cobra forma, Marietta hace un regaño sobre el exceso de amabilidad y puede que tenga razón, el caso es que el regaño no alivia el problema. De diez veces que el Monitoreador abre la boca cinco no obtiene respuesta, en tres la respuesta es monosilábica, una es sobre alguna aportación de NPJ al lenguaje y la última…¡ésa es la que se paga caro!.

La última: no hubo consulta del tipo: “¿me harías el favor de leer algo y darme una opinión?” o “Si tienes tiempo podrías leer algo”, sólo se escuchó “Hay le encargo Don Juan, espero la opinión”; una traducción hecha por el mismísimo Perdomo de 20 páginas a un texto de Italo Calvino.

Ríase usted. Ya lo leí.


P.D. No se confundan, a estas alturas resulta ocioso explicar con quién se es amable por compromiso o por mera educación y con quien no. Pero si están de sensibles, allá ustedes.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Por eso yo siempre digo que TU tienes la culpa.. si no eres amable, si no eres buena onda, si no eres chido, yo no sé porque TODOS creen que los eres. Creo que esa idea cambiaría si en lugar de ser "vecinos" fueran "compañeros" para que entendieran lo poco amable, buena onda o chido que realmente eres. Si conocieran tu clásico saludo telefónico monosilábico, falto de significado con el que me atiendes, TODOS se darían cuenta que AMABLE no eres. Bueno después de lanzar veneno a diestra y siniestra solo para que TODOS sepan lo que opino de ti me dispongo a carcajearme...
JEJEJE!!! Leíste la traducción?? y seguro que ya le diste tu opinión. Ya ves porque digo que TU tienes la culpa??? Atte. Marietta

Rodolfo Zapata Aguilar dijo...

jejejeje Perdomo.

La gente debe entender, de una o de otra manera, que los periodistas no somos amables.

Retomo lo que escribí hace algunos post:

“Yo creo que los periodistas somos gente molesta, no somos gente muy afable, no somos gente muy simpática, no nos pagan para decir cosas bonitas y eso hay que recordarlo también”. José Zepeda.

Pd. Yo creo que Marietta sí quiere que seas amable con ella. jejeje.

Gumaro dijo...

Yo por eso digo: no confuda la amistad con el trabajo y mucho menos con el negocio.
Dijo alguien por ahí: Al César lo que es del César y adios, que te vaya bien!!!

P.D. Trata a los demás como quisieras que te trataran a ti.

Rodolfo Zapata Aguilar dijo...

Me acordé de otra frase célebre...

"No soy monedita de oro, pá caerle bien a todos"


jejejejejjejejejeje

Anónimo dijo...

Te PERDOMO el montón de palabras
que has soplado en mi oído
desde que te conozco... Jajajaja!!!! Atte: quien mas podría ser??? pos yo