Si yo fuera supersticioso hubiera sospechado algo desde el principio. Desde que dejé que Marietta grabara primero que yo porque iba a acompañar a su madre a una cita médica. O quizás desde que no me preocupé cuando Zapata revisaba una nota de RFI de Davos, Suiza y yo seguía sin grabar mis notas. No. La quiniela no me entretuvo, eso estuvo bien, era importante. Debí sospechar algo cuando a medio camino entre el cuarto piso y el metro me di cuenta que no llevaba el micrófono y tuve que regresar a por él.
Puedo culpar como suele hacerse al tráfico, en este caso al metro. En Coyoacán tardó en pasar y el primero que llegó no hizo parada, de allí hasta La Raza y luego a la Terminal Aérea, ya eran las cinco, el vuelo previsto a las seis, aparentemente a tiempo. Error. El vuelo es de Aeroméxico y por tanto sale de la Terminal 2. Un Policía: “No se apure, ahorita el aerotrén lo lleva en cinco minutos”. Bueno.
“Faltan 9 minutos 53 segundos para la llegada del aerotrén de la Terminal 2”. “Faltan 9 minutos 47 segundos para la llegada del aerotrén de la Terminal 2”. Así. Cada seis segundos avisa un letrero electrónico. Joé! Empezó la angustia. Llegó el aerotrén, efectivamente en cinco minutos estaba en la terminal 2 pero más los otros 10 de la espera, la cosa se comenzó a complicar. Equivocación de sala, “Eso es en la L 2” me dijeron, luego a la computadora con la clave de vuelo, “Diríjase directamente al mostrador, su vuelo sale en 30 minutos”. Está bien al mostrador pues, fila, una, dos, tres personas, por fin me tocó.
“Lo siento no lo puedo ayudar. Es que su vuelo sale en 20 minutos pero como no es un vuelo de contacto, es decir no hay túnel de la sala de espera al avión sino que hay que llevar a los pasajeros en camión, ya no lo puedo ayudar, en serio”. Al menos parecía sincera. “Pero puede cambiar su vuelo en la sala de aquí atrás para el siguiente avión, mañana a las seis treinta de la mañana". Vamos pues.
“Mil seiscientos pesos por recargo”. “¿qué?”. Si, mil seiscientos pesos. Joé con el recargo se me hace que no. Teléfono, Carota habla a Sonora, Sonora insiste en que me vaya que ellos me reembolsa, digo que es un exceso así lo paguen ellos o quien sea, es mucho dinero. Insiste. Bueno, hagamos el cambio.
Mientras espero el cambio, “Joé como se tardan” soy testigo de diversas historias: la mayoría de quienes como yo perdieron sus vuelos.
“Señorita sé que es totalmente mi culpa lo acepto, es que salí tarde y luego los niños y el tráfico y es que...pero mire si usted quiere ayudarme,....necesito un vuelo a Guadalajara y de ahí conectar a Los Ángeles porque me espera mi marido y si no...Lilí, conéctate a internet y ve cuánto cuestan los boletos por Mexicana....señorita cree que si vuelo por Mexicana alcanzaré el avión a Los Ángeles?”
“Señor....yo sé que es imposible pero escuche...necesito estar en Europa a más tardar el jueves por la tarde, perdí el avión a Italia pero si me consigue cualquiera a España o a Francia está bien,....yo sé que es imposible pero se que me puede ayudar”.
“Señorita es usted una inepta, ya sé que el avión lo perdí yo según usted pero yo llegué 10 minutos antes, el avión todavía estaba allí, me pude haber subido....no, yo he visto en .otros casos como les vuelven a abrir la puerta a los pasajeros....si yo lo vi una vez en Monterrey...no me diga que no yo se que si...”
Yo que puedo decir....lo pienso...quizás algo así:
“Señorita ya se que se me fue el avión pero la culpa es de Marieta, o de Rodolfo, o de la quiniela, del micrófono, y luego el metro y el aerotrén y la fila y ...”
No digo nada. Le doy las gracias y me retiro. Claro volví a abordar el aerotrén “Faltan 9 minutos 41 segundos para la llegada del aerotrén de la Terminal 1”.
Puedo culpar como suele hacerse al tráfico, en este caso al metro. En Coyoacán tardó en pasar y el primero que llegó no hizo parada, de allí hasta La Raza y luego a la Terminal Aérea, ya eran las cinco, el vuelo previsto a las seis, aparentemente a tiempo. Error. El vuelo es de Aeroméxico y por tanto sale de la Terminal 2. Un Policía: “No se apure, ahorita el aerotrén lo lleva en cinco minutos”. Bueno.
“Faltan 9 minutos 53 segundos para la llegada del aerotrén de la Terminal 2”. “Faltan 9 minutos 47 segundos para la llegada del aerotrén de la Terminal 2”. Así. Cada seis segundos avisa un letrero electrónico. Joé! Empezó la angustia. Llegó el aerotrén, efectivamente en cinco minutos estaba en la terminal 2 pero más los otros 10 de la espera, la cosa se comenzó a complicar. Equivocación de sala, “Eso es en la L 2” me dijeron, luego a la computadora con la clave de vuelo, “Diríjase directamente al mostrador, su vuelo sale en 30 minutos”. Está bien al mostrador pues, fila, una, dos, tres personas, por fin me tocó.
“Lo siento no lo puedo ayudar. Es que su vuelo sale en 20 minutos pero como no es un vuelo de contacto, es decir no hay túnel de la sala de espera al avión sino que hay que llevar a los pasajeros en camión, ya no lo puedo ayudar, en serio”. Al menos parecía sincera. “Pero puede cambiar su vuelo en la sala de aquí atrás para el siguiente avión, mañana a las seis treinta de la mañana". Vamos pues.
“Mil seiscientos pesos por recargo”. “¿qué?”. Si, mil seiscientos pesos. Joé con el recargo se me hace que no. Teléfono, Carota habla a Sonora, Sonora insiste en que me vaya que ellos me reembolsa, digo que es un exceso así lo paguen ellos o quien sea, es mucho dinero. Insiste. Bueno, hagamos el cambio.
Mientras espero el cambio, “Joé como se tardan” soy testigo de diversas historias: la mayoría de quienes como yo perdieron sus vuelos.
“Señorita sé que es totalmente mi culpa lo acepto, es que salí tarde y luego los niños y el tráfico y es que...pero mire si usted quiere ayudarme,....necesito un vuelo a Guadalajara y de ahí conectar a Los Ángeles porque me espera mi marido y si no...Lilí, conéctate a internet y ve cuánto cuestan los boletos por Mexicana....señorita cree que si vuelo por Mexicana alcanzaré el avión a Los Ángeles?”
“Señor....yo sé que es imposible pero escuche...necesito estar en Europa a más tardar el jueves por la tarde, perdí el avión a Italia pero si me consigue cualquiera a España o a Francia está bien,....yo sé que es imposible pero se que me puede ayudar”.
“Señorita es usted una inepta, ya sé que el avión lo perdí yo según usted pero yo llegué 10 minutos antes, el avión todavía estaba allí, me pude haber subido....no, yo he visto en .otros casos como les vuelven a abrir la puerta a los pasajeros....si yo lo vi una vez en Monterrey...no me diga que no yo se que si...”
Yo que puedo decir....lo pienso...quizás algo así:
“Señorita ya se que se me fue el avión pero la culpa es de Marieta, o de Rodolfo, o de la quiniela, del micrófono, y luego el metro y el aerotrén y la fila y ...”
No digo nada. Le doy las gracias y me retiro. Claro volví a abordar el aerotrén “Faltan 9 minutos 41 segundos para la llegada del aerotrén de la Terminal 1”.
Listo para la desmañanada, tuve que estar en el aeropuerto si, Terminal 2, a las 5:30 de la mañana pero como mi hermano quien me llevó, se olvidó de la hora pasó por mi a las cuatro y no a las 4:30 como quedamos, resultado: estuve hora y media antes de la salida del vuelo.
No tomé el aerotrén, no perdí el vuelo. Llegamos a Obregón y luego ya, en Álamos escribo esto que se parece a lo que me pasó.
El que perdió el vuelo.
